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  • CAMINAR EN CINCO SENTIDOS

    El acto de andar, si bien no constituye una construcción física de un espacio, implica unatransformación del lugar y de sus significados. Franceso Careri Andar, deambular, perderse, seguir, buscar, tropezar, cambiar de dirección, encontrar una pista, caminar con cada uno de los sentidos. Partiendo de ejercicios del andar como práctica artística vamos a buscar de qué maneras se puede habitar el espacio rural, de qué elementos está constituido, cómo éstos nos influyen y cómo podemos contar una historia dirigiendo los pasos de los demás a través de él. Vamos a buscar, como Francesco Careri, cómo el espacio nos cambia y cómo nosotros lo transformamos con nuestras acciones. Para empezar vamos a introducir brevemente los orígenes de la deriva, empezando por rituales africanos, movimientos artísticos como los situacionistas, términos como psicogeografía, deriva, flâneur, flâneuse, así como pensadores-caminantes como Henry David Thoreau, Walter Benjamin, Henri Lefebvre, etc. En su libro ‘La producción del espacio’ el filósofo francés Henri Lefebvre introduce la noción de espacio planificado, que es un momento particular de la vida planeado por alguien con el fin de organizar colectivamente el espacio compartido y la serie de acontecimientos que se producen en él Vamos a planificar el espacio, prepararlo, atrapar algunos de sus elementos y darles sentido para luego compartirlo con los demás. Nos haremos la pregunta de cómo podemos crear una sensación en el otro, evocar un recuerdo o una referencia compartida con el propósito de crear una experiencia. Paralelamente a esto vamos a investigar el mundo sensorial, sirviéndonos de prácticas del teatro de los sentidos, para descubrir el espacio y nuestro propio trabajo creativo desde un nuevo lugar. El olfato : Según Diane Ackerman, en su libro ‘Una historia natural de los sentidos’, el olfato fue el primero de nuestros sentidos y el más directo: “el efecto es inmediato y no diluido por el lenguaje, el pensamiento o la traducción”. Es también el sentido que tiene una relación más fuerte con la memoria. Recordamos aromas desde los años de los que aún no tenemos recuerdos conscientes. El tacto: “... nos enseña que la vida tiene profundidad y contorno”. Además “vuelve tridimensional nuestro sentido del mundo y de nosotros mismos”. Descubriremos la materialidad de la naturaleza y de los objetos que usamos en nuestro trabajo anulando el sentido de la vista y confiando en la persona que nos guía y en el resto de nuestros sentidos. El oído: Oímos cuando algo se mueve. La función del oído es espacial: localiza la intensidad y el tipo de sonido. Vamos a registrar sonidos aislados de nuestros paseos individuales por los mismos espacios que todos habitamos para luego tratar de reconocerlos. El gusto: La comida es lo que más representa el sentido del gusto. Para Ackerman, “la comida es un complejo de satisfacciones tanto fisiológicas como emocionales, gran parte de las cuales implica memorias infantiles”. La visión: Vamos a hacer una serie de “ejercicios de la vista” poéticos aplicando el filtro de la palabra a nuestra mirada. Los ejercicios sensoriales nos permiten relacionarnos con los espacios que habitaremos de maneras nuevas y específicas, que pueden transformar nuestra percepción. ¿Cómo serán estos espacios después de la investigación? ¿Cambiará nuestra relación con ellos y con lxs demás? Libros recomendados: ‘Walkscapes’ de Francesco Careri, ‘Elogio del caminar’ de David Le Breton ‘Una historia natural de los sentidos’ de Diane Ackerman.

  • ECOSISTEMAS POÉTICOS. EL PAISAJE COMO ACONTECIMIENTO

    Por Mario Guixeras Alejarse de un lugar es siempre acercarse a otro y viceversa. Puedes notarlo en el camino de tus ojos desde una imagen a otra, y cuando después desplaces la vista algo más allá, algo más acá, quizá sin necesidad de moverte. Crecen muchos hongos sobre el tocón de un árbol talado en el centro de la ciudad. Debajo hay un par de colillas, también tres naranjas y un papel arrugado. Existe un organismo vivo compuesto de representaciones y materialidades que se contaminan mutuamente. Los espacios donde no se encuentran son sus vacuolas de soledad y silencio. El paisaje contemporáneo es necesariamente cultural, político y relacional. Nuestra apreciación del paisaje como “fondo” vinculada a una noción ingenua de la naturaleza virgen e idealizada se aleja tanto de la realidad del paisaje actual como de su origen cultural y semiótico.  La etimología de “paisaje” está directamente relacionada con la palabra francesa “pays” que designa un país, y en alemán “landschaft” (traducido como “tierra modelada”) que originalmente hacía alusión a territorios en los que era visible el trabajo humano. Muchas de las primeras manifestaciones de lo que venimos a denominar “paisaje” hunden sus raíces en el interés cartográfico. Esto es, representar un lugar reconocible para identificar dónde empieza y termina una propiedad. “Mi terreno llega hasta aquel almendro por el norte, siguiendo esa valla de madera y sin sobrepasar esta casa que ves en primer plano”.  La relación del paisaje agrario con el arte se remonta precisamente a las primeras manifestaciones pictóricas de lo que vinimos a denominar “paisaje” en torno al s. XVI en Europa. Desde entonces se ha tratado como la representación de un lugar que da cuenta de la estrecha relación entre lo que determinamos que pertenece a lo humano y lo que pertenece a lo natural, como podemos revisar en la obra de Giovanni Bellini “San Francisco en éxtasis” de 1480, en la que no asistimos exactamente al retrato del monje en cuestión, sino al de un contexto espacial en el que descubrimos escenas agrícolas y campos de cultivo entre sus demás elementos, un contexto del cual el monje participa. La apreciación de lo que llamamos paisaje como agente activo que nos afecta y al que afectamos (en vez de relegarlo a un plano pasivo) permite atender a lo que implica un ecosistema, un entorno, compuesto por muy diversas entidades de muy diversas naturalezas que se coproducen entre sí. Tomar consciencia de la participación del entorno implica atender a las relaciones existentes entre los diversos elementos que lo configuran. Implica dar cuenta de que entramos en un ecosistema determinado; con unos habitantes, unos modos de relación y unas características determinadas.  En ocasiones, “habitar la imagen” pretende ayudar también a habitar la realidad concreta, el espacio vivido, como reivindica Andrea Soto Calderón en “La performatividad de las imágenes”, recuperando la capacidad de asombro por las cosas y por su situación específica. Desarrollar nuestra capacidad de filtrar, enfocar y ahondar en nuestra realidad inmediata a través del paisaje óptico  permite otros modos de relacionarnos con las imágenes, alejándonos de su hiper-producción y consumo. Es difícil, pero cuando en algún momento se consigue dejar de oponer términos como “interior” y “exterior” podemos empezar a construir una cierta noción de pertenencia a nuestro contexto más inmediato. Salir de la automatización propia del viandante urbano implica poder metamorfosearnos en paseantes, recolectores, habitantes de un paisaje háptico además de óptico, desactivando la noción de trayecto como la relación entre un origen y un destino para, en su lugar, ser perceptivos, no a lo que nos rodea, sino a lo que pertenecemos, a lo que transformamos y a lo que nos transforma cada día. Cuando nos desplazamos de un punto A a un punto B construimos una línea, un recorrido que normalmente intentamos sea el más corto, porque tenemos un destino. Pero en el momento en que intentamos ser permeables a ese camino descubrimos un mendrugo de pan que, habiendo sido picoteado por las palomas, se nos aparece como una piedra cincelada a golpe de pico en medio de una avenida. Construir un cuenco de barro bajo un paraguas un día lluvioso en la calle, o reordenar una serie de ramas y palos sobre el suelo como si de un osario vegetal se tratase, son ejercicios cotidianos que nos permiten mapear la ciudad, dejar de pensar en el trayecto, adquirir una conciencia poética y política del paisaje, no sólo como imagen, sino como acontecimiento.  BIBLIOGRAFÍA ARDENNE, Paul, Un art contextuel, (2002), Flammarion. Traducción al castellano: Francoise Mallier, Un arte contextual, (2002), Murcia: Cendeac.  BOURRIAUD, Nicolas, Esthétique relationelle. Traducción al castellano: Cecilia Beceyro y Sergio Delgado. Estética relacional, (2006), Buenos Aires: Adriana Hidalgo ALLEN M., Jaime. De la visión a la realidad, una transición del pictorialismo a la fotografía moderna. (2016) Fundación Mapfre. Madrid. FERNÁNDEZ-CHRISTLIEB, Federico. El nacimiento del concepto de paisaje y su contraste en dos ámbitos culturales: el viejo y el nuevo mundo.  (2014). Instituto de Geografía, Universidad Nacional Autónoma de México. [p.58]. FONTCUBERTA, Joan. La furia de las imágenes. Notas sobre la postfotografía. (2016) Galaxia Gutenberg. [p.10]. Barcelona. LAILACH, Michael. Land art. (2007). Taschen. Colonia. SCHAMA , Simon. El poder del arte. (2003). Crítica. Londres. SOTO CALDERÓN, Andrea. La performatividad de las imágenes (2020), Santiago de Chile: Metales Pesados  TARTÁS RUIZ, Cristina / GARCÍA GURIDI, Rafael. Cartografías de la memoria. Aby Wargburg y el Atlas Mnemosyne. (2013) Ed.: EGA, Expresión gráfica Arquitectónica, Universidad Politécnica de Valencia, Valencia.

  • Hacemos cultura con ODS

    En la búsqueda de un futuro más próspero, justo y sostenible, la comunidad global ha establecido los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) como un mapa de ruta integral. Estos 17 objetivos delinean áreas clave que requieren atención urgente para abordar los desafíos más apremiantes de nuestro tiempo, desde la erradicación de la pobreza hasta la acción climática. Sin embargo, alcanzar estos objetivos va más allá de meras políticas y acciones gubernamentales; requiere un cambio fundamental en la forma en que pensamos, actuamos y nos relacionamos como sociedad. Aquí es donde entra en juego el poder de la cultura. La Cultura como Motor de Cambio La cultura, en su sentido más amplio, abarca nuestras creencias, valores, tradiciones y formas de expresión. Es el tejido que une a las comunidades, moldea identidades y da forma a nuestras interacciones diarias. Pero, ¿cómo puede la cultura contribuir a la consecución de los ODS? La respuesta yace en su capacidad inherente para inspirar, educar y movilizar a las personas en todos los niveles de la sociedad. Sensibilización y Educación La cultura puede desempeñar un papel crucial en la sensibilización y educación sobre los ODS. A través de diversas formas de expresión artística, desde el cine y la música hasta la literatura y el teatro, podemos comunicar mensajes poderosos sobre los desafíos que enfrentamos y las soluciones disponibles. Las obras de arte pueden ser ventanas a realidades lejanas, invitando a la reflexión y fomentando la empatía hacia aquellos afectados por la pobreza, la desigualdad o el cambio climático. Fomento de la Participación Ciudadana La cultura también puede actuar como un catalizador para la participación ciudadana en la consecución de los ODS. A través de festivales, eventos comunitarios y proyectos colaborativos, podemos involucrar a las personas en la acción colectiva y la búsqueda de soluciones locales a problemas globales. Estas iniciativas no solo fortalecen el tejido social, sino que también empoderan a las comunidades para ser agentes de cambio en sus propios contextos. Preservación del Patrimonio y la Diversidad Cultural La preservación del patrimonio y la diversidad cultural es otro aspecto clave en la integración de los ODS en la cultura. Al proteger y promover la riqueza de las tradiciones culturales en todo el mundo, no solo estamos salvaguardando nuestra herencia común, sino también reconociendo la contribución invaluable que estas comunidades pueden hacer para lograr un desarrollo sostenible y equitativo. Cultivando un Futuro Sostenible En última instancia, la importancia de hacer cultura con los ODS radica en su capacidad para inspirar la acción transformadora y promover un cambio de paradigma hacia un mundo más justo, próspero y sostenible. Al integrar los valores y principios de los ODS en nuestras expresiones culturales, no solo estamos creando obras de arte significativas, sino también sembrando las semillas de un futuro mejor para las generaciones venideras. En este viaje hacia la realización de los ODS, la cultura se convierte en un puente que une nuestras aspiraciones con la realidad, recordándonos que, juntos, podemos construir un mundo donde todos puedan prosperar.

  • Descubre más detalles sobre el ecosistema artístico en las nuevas ruralidades

    Bienvenido a Alumbra 2024 Arte emergente en la región de Castilla-La Mancha Bienvenido al blog de Alumbra. Este programa surge como un proyecto cultural de acompañamiento, formación y convivencia para 20 jóvenes creadores desde el medio rural radicado en la región de Castilla-La Mancha. Financiado por los fondos Next Generation y la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, el programa se llevará a cabo a lo largo del año 2024/2025 a través de tres bloques en diferentes fases para garantizar un seguimiento efectivo de los participantes y el desarrollo de sus proyectos. Artistas seleccionados Los artistas de diferentes disciplinas participarán como punto inicial en una convivencia de 12 días en la Sierra de Alcaraz (Albacete).  Del 2 al 13 de septiembre de 2024, los 20 artistas seleccionados participarán en charlas, formaciones especializadas en creación contemporánea y diversas actividades fusionando conocimientos con las tradiciones artesanales locales, como el trabajo con arcilla, telares y mimbre... entre otros saberes y conocimientos propios del entorno. ¿Cuál es nuestra mirada? El proyecto se distingue por su enfoque en la sostenibilidad ecológica y la igualdad de género, que se integran de manera integral en sus objetivos. Además de promover la participación artística en entornos naturales, busca contribuir al desarrollo sostenible del sector cultural local y fortalecer la economía creativa. La paridad de género en todos los niveles del proyecto, tanto en la participación como en la enseñanza, refleja un compromiso genuino con la equidad y la inclusión, respaldado por la adhesión a la Estrategia para la Igualdad de Género 2020-2025.

  • OPEN CALL ALUMBRA RURAL 2024

    ¡Atención artistas! Si tienes menos de 35 años y tus raíces o proyectos están ligados a Catilla-La Mancha, ¡esto te interesa! No pierdas la oportunidad de participar en el programa anual de Alumbral. La convocatoria para este programa de acompañamiento y formación en artes plásticas, visuales y performativas ya está abierta. Durante un año, tendrás la oportunidad de participar en una residencia de 12 días en la Sierra de Alcaraz, Albacete, donde recibirás mentorías y asesoramiento especializado para fusionar tus conocimientos con las tradiciones artesanales locales. LA APLICACIÓN PARA PARTICIPAR ESTARÁ DISPONIBLE DESDE EL 10 DE ABRIL HASTA EL 12 DE JUNIO DE 2024. ¡No dejes pasar esta oportunidad única para impulsar tu carrera artística y contribuir al desarrollo local!

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